La aplicación de normativas restrictivas a la labor de ONG’s y entidades no lucrativas en Rusia y Egipto tienen una evidente lectura política. Pero la actividad de muchas de estas entidades va más allá del simple proselitismo ideológico. De hecho, la mayoría de las ONG’s realizan una importante labor de carácter educativo, sanitario, social o de desarrollo local.

Esta labor suponen además un importante impacto económico en las regiones donde desarrollan su labor, por lo que suelen ser favorablemente acogidas por autoridades y poblaciones locales.

Construir escuelas, hospitales, carreteras, pozos, pantanos supone un evidente beneficio en la creación de empleo y generación de riqueza local. Otras muchas están especializadas en la creación de empresas y cooperativas.

La mayoría de las ONG’s tienen sus matrices en asociaciones, fundaciones y otras entidades radicadas en países occidentales y del Golfo Pérsico, pero precisamente por su carácter no lucrativo su situación jurídica las coloca en una situación de precariedad a la hora de internacionalizar sus actividades.

Las sociedades mercantiles tienen numerosas formas de establecerse en sus países de destino: delegaciones comerciales, creación de filiales, … son algunas de las figuras jurídicas reguladas a nivel internacional. En muchos países las sociedades pueden incluso ser constituidas con capital 100% extranjero.

No es el caso de las asociaciones sin ánimo de lucro. La falta de cultura democrática en numerosos países hace que el simple hecho de crear una asociación o entidad que fomente la participación civil sea una odisea para sus nacionales. Más aún si se trata de extranjeros. De hecho en numerosos países está prohibido que extranjeros formen parte de asociaciones locales.

Por ello, cuando una ONG proyecta el desarrollo de una actividad en un tercer país debe sortear numerosas trabas jurídicas para conseguir el buen fin del proyecto.

Conseguir el respaldo de las autoridades de los países de origen suele ser un buen comienzo. El impulso de proyectos a través de las ayudas al desarrollo o mediante licitaciones internacionales suele ofrecer una estabilidad jurídica y económica nada desdeñable.

La contratación de personal local también es muy recomendable. En este caso además hay que tener en cuenta las diferentes legislaciones locales que, en muchos casos, pueden dificultar la contratación por parte de entidades extranjeras si no disponen de sede en el país de destino.

Precisamente la creación de sedes es otro de los principales problemas. Muchos países impiden que las ONG puedan constituirse en su territorio al ser extranjeras. Para evitarlo, algunas crean capítulos locales o impulsan la creación de franquicias.

Otras entidades llegan a acuerdos con asociaciones locales, pero precisamente éste es uno de los puntos débiles ya que en algunos países, como en el reciente caso de Rusia, se penaliza gravemente a aquellas que reciben fondos desde el extranjero.

Éstos y otros numerosos obstáculos son formas que tiene los gobiernos para mantener un control de sus actividades. Al margen de la legitimidad de esta actitud, existe una legalidad que hay que cumplir. Por ello recomendamos a las ONG que quieran desarrollar sus acciones a nivel internacional que analicen cuál es el mejor enfoque en cada país para poder llevar a buen fin sus objetivos sociales.

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